EDITORIAL – Economía | Guzmán esbozó las primeras líneas para pagar la deuda externa macrista.

Redaccion enero 28, 2022 0 Comment

Por Daniel do Campo Spada
(TV Mundus)

El préstamo impune de u$s 57.000 millones de dólares que la Argentina tomó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) durante el régimen macrista en 2017-2018 se ha convertido en el problema central de la democracia recuperada en diciembre de 2019. Junto a la crisis mundial provocada por el coronavirus, nuestra deuda tomada por Mauricio Macri en complicidad con Christine Lagarde han sido los dos grandes problemas que debió afrontar desde el primer momento el Gobierno de Alberto Fernández. Tras dos años de duras negociaciones, las autoridades gubernamentales anunciaron un acuerdo posible.
Mientras que en un discurso grabado en la Quinta Presidencial de Olivos por el Presidente apenas se anunció el acuerdo, en solo cuatro minutos Fernández aseguró que se conservaba la soberanía política para tomar decisiones. Por eso, estaba garantizada la inversión en obras públicas y en planes sociales. Aseguró que no se tocarán las jubilaciones ni se cambiará la legislación laboral (algo que curiosamente exigían los empresarios ultraderechistas en Argentina con más insistencia que el propio FMI). Y lo más importante, a diferencia de lo que hizo su antecesor cuando volvió a someter a la Argentina a una deuda que ya estaba manejable, el proyecto de acuerdo será enviado al Congreso de la Nación para ser debatido. Macri lo hizo por decreto y sin consultar.
En una conferencia de prensa a los pocos minutos y acompañado por el Jefe de Gabinete Juan Manzur, el Ministro de Economía Martín Guzmán explicó los términos en los que se hizo un pre-acuerdo tras más de dos años de negociaciones. “Partimos de un lugar horrible y pudimos llegar a un acuerdo razonable”, expresó. El titular de la cartera económica, al final, agradeció el apoyo de los sindicatos, de los movimientos sociales y de los empresarios que entienden que no se crece con ajuste. Este guiño político que fue construyendo con reuniones previas, a las que solo faltaron los bloques de la ultraderecha macrista (PRO, UCR, CC y libertarios). El titular del Gabinete agregó que como Argentina es un país federal, estaba seguro que todos los Gobernadores estarán apoyando.

Desde el punto de vista técnico, Guzmán explicó que el Plan tiene una duración de dos años y medio en los que se deberán atender cuatro bloques tomados desde un punto de vista técnico y estará sometido a diez revisiones. Ello girará hacia uno fiscal, otro monetario y financiero, atención a la inflación y a la política cambiaria.

En el primer bloque, el fiscal, se acordó que el Gobierno no está inhibido de una política expansiva siempre y cuando ello permita una expansión de la economía, aunque en cada una de las revisiones trimestrales se revisará que sea moderada. Para ello se buscará ir reduciendo el déficit al -2,5 % del PBI (2022), -1,9 % (2023) y -0,9 % (2024). Según el funcionario ello no limita la inversión en ciencia y tecnología porque eso permitirá un desarrollo de la economía nacional y permitirá un crecimiento sostenido.

En el bloque monetario y financiero se aplicará con mucha atención una reducción gradual de la asistencia del Banco Central de la República Argentina (BCRA) al Tesoro Nacional, algo que fue esencial para sostener a los hogares durante la cuarentena de la primera etapa de coronavirus. En 2022 será del 1 % del PBI, en 2023 el 0,6 % y en 2024 llegaría a 0 %. Este es el punto que los economistas ortodoxos reclaman habitualmente más allá de que detrás de los números hay vidas. Al mismo tiempo se pesificará la totalidad de la deuda local que tenga el Estado Nacional.

En cuanto a la inflación, Guzmán aclaró que ese es un problema multicausal que tiene distintos ejes. Uno de ellos es la falta de producción local, que ante un mínimo aumento de la demanda redunda en más importación antes que en satisfacción por productos hechos en el país. Eso genera una tensión cambiaria por la disputa de divisas entre importadores y quienes necesitan adquirir bienes de capital. En esa inestabilidad cambiaria se disparan los precios más por un tema cultural que por una estructura de costos realista. Por eso será esencial trabajar permanentemente en los acuerdos de precios y salarios porque si se descuida lo primero se pierde poder adquisitivo aunque las paritarias funcionen.
Algo que los ortodoxos también aplaudirían si no fuera que lo enuncia un gobierno no oligárquico es la mención de una restricción en la emisión monetaria. Ello puede provocar fenómenos tan perversos como la inflación.
Como para repartir la biblioteca, se trabajará en controlar el ingreso de capitales especulativos, favoreciendo al mismo tiempo a los que tengan intenciones productivas. Este punto es generalmente la puerta abierta a la fuga de divisas ya que por allí se van las “regalías” y mucho más que termina colocado perversamente en los paraísos fiscales.

El cierre del discurso de Guzmán tuvo un fuerte acento político porque sostuvo que no se podría haber llegado a ese acuerdo si no hubiera estado respaldado por el Presidente Fernández, la Vicepresidenta Cristina Fernández y el Presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa, los tres referentes principales del Frente de Todos que actualmente está en el Gobierno. Además, agradeció el esfuerzo de su equipo, que no tuvo horarios normales para trabajar todo el tiempo. Por otra parte incluyó al equipo de técnicos del Banco Central, a los sindicatos, a los movimientos sociales y a las cámaras empresarias que abogan por un crecimiento sin ajuste. Fue un cierre político en donde dijo que no se había sacrificado la soberanía y que por el contrario el acuerdo permitirá el crecimiento del país.
Ahora, el acuerdo en firme será tratado por el Congreso de la Nación. Allí, como es de imaginar la derecha pedirá condiciones más duras inclusive que las que exigiría el propio Fondo Monetario ya que su intención es crear caos para que en las próximas elecciones poder tomar el poder nuevamente valiéndose del descontento popular.

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