EDITORIAL – Chile | La Nueva Constitución chilena es el triunfo de un Chile emergente.
Por Daniel do Campo Spada
(TV Mundus)
Chile parió una nueva historia en 2019. Después de la noche en la que cayeron tras el terror genocida del dictador Augusto Pinochet sostenido por los empresarios y Estados Unidos de a poco se fueron despabilando durante los regímenes posteriores a 1985. Los Pinguinos, que no habían conocido la democracia comenzaron a mover las calles pidiendo algo tan básico como el derecho a la educación que les habían quitado desde 1973. Eso fue madurando en las protestas de 2019, el Plebiscito de 2020 y esta Nueva Constitución que el pueblo deberá refrendar en 2022. Un Chile emergente ya está en la superficie y se da una nueva oportunidad.
Cuando Michelle Bachelet sucedió a Ricardo Lago en la Presidencia la sociedad comenzó a darse cuenta que estaban viviendo en una semi-democracia. Desde los aspectos formales el pueblo había ganado las elecciones, pero en la realidad nada había cambiado. Por eso, entre los condicionamientos estaba que no se corrigió ninguna de las anormalidades a las que la dictadura pinochetista, con el apoyo de lo más rancio de la derecha empresaria y la Embajada de Estados Unidos seguía todo igual.
En 2019, las protestas maduraron y se extendieron con una duración y despliegue geográfico que presagiaba una verdadera revolución popular que no se concretó porque no era el plan ni tampoco tenían la organización necesaria para ello, pero todo había cambiado. Los jóvenes ya no eran aquellos que habían sufrido lo más duro de la represión genocida, por lo que el miedo no estaba en su ADN. Por el contrario, la presencia de internet les permitía ver cómo en países vecinos la educación y la salud eran derechos naturales. Los oligarcas temieron lo peor y hasta Cecilia Morel la esposa del Presidente Sebastián Piñera (2010-2014 y 2018-2022) dijo en un Wapp a sus amistades que “había que darles algo porque son como alienígenas que vienen por nosotros”. La oligarquía era consciente de la desigualdad que ellos mismos habían generado.
Las plazas se llenaron de personas manifestando y hasta en el Departamento de Estado de Estados Unidos, que era desde donde dirigían a Chile desde 1973 convirtiéndolo en el principal laboratorio de neoliberalismo de América Latina. Por eso lo mimaban, protegían y ponían como “ejemplo”, disfrazando, claro, la miseria cotidiana del pueblo. Para descomprimir y ganar tiempo se implementó un plebiscito en octubre de 2020 que sorprendió a los derechistas, ya que el 80 % de la población pidió un cambio de Constitución. Quisieron aprovechar la pandemia para defenestrar el proyecto todo lo que pudieran pero cuando las urnas nuevamente dictaron su sentencia en Mayo de 2021 en donde la gran derrotada eran los candidatos conservadores, hasta el propio Piñera, representante del pinochetismo residual tuvo que admitir su derrota.
A la brevedad los chilenos deber
La Convención Constituyente estuvo primordialmente compuesta por actores de los principales sectores invisibilizados. Pueblos originarios, cooperativistas, feministas, estudiantes y pequeños emprendedores pusieron sobre las mesas de discusión el Chile real. Cuando al cierre y presentación de la versión final la Presidenta de la Asamblea, María Luisa Quintero, dijo en todos los idiomas de los pueblos nativos el preámbulo se abrieron nuevamente las viejas alamedas de la esperanza. El Hombre Nuevo que vaticinó Salvador Allende empieza a caminar.
Este 4 de septiembre ¡#ChileVotaInformado!
Que nadie te la cuente para facilitar el acceso a la propuesta oficial de Nueva Constitución, creamos el sitio https://t.co/PHkxt6F3Ew, donde puedes descargar el texto en cualquiera de tus dispositivos pic.twitter.com/SNfTzNDS5X
— Gobierno de Chile (@GobiernodeChile) July 5, 2022
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JULIO 2022-07-09 |TECUM – NOVO MundusNET Televisión
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