EDITORIAL – Brasil | Lula se entregó a las fuerzas del régimen golpistas y los brasileños tienen ya su 17 de octubre.

Redaccion abril 08, 2018 0 Comment

Por Daniel do Campo Spada
(TV Mundus)

Desde hoy Luiz Ignacio Lula Da Silva es un nuevo preso político en un continente que se llenó de regímenes antipopulares. El golpista Michel Temer se sale con la suya casi dos años después del golpe de Estado parlamentario contra Dilma Rousseff. De esta forma con una causa armada sacan de la carrera electoral al máximo líder político del país. Tras la multitudinaria manifestación que lo acompañó en el sindicato de los metalúrgicos, el juez Sergio Moro lo detuvo aún sin condena.
La jornada del 7 de abril de 2018 en Brasil puede constituirse en el equivalente del 17 de Octubre de 1945 para la Argentina. Resistiendo la orden de detención Lula estuvo rodeado de multitudes de personas en la sede que lo vio nacer al sindicalismo. De allí fue a una misa porque se cumplió el primer aniversario de la muerte de su esposa y posteriormente se entregó voluntariamente a los esbirros del régimen.
En un discurso que se convirtió en un manifiesto político para continuar la lucha, Lula dijo que no está detenido por algo malo sino por haber sacado de la pobreza a 40 millones de brasileños y haber sido el Presidente que más universidades ha inaugurado, aún siendo alguien que no completó sus estudios medios. En el medio, con la complicidad de la Red O´Globo (holding de medios de comunicación) un juez de poca monta (Sergio Moro) lo detuvo con el solo fin de sacarlo de una carrera electoral que a todas luces iba ganando.
Al igual que en la mayoría de los paises sudamericanos (exceptuando Bolivia y Venezuela) en Brasil gobierno la oligarquía antipopular. No solo toman medias en contra de los ciudadanos sino que además, con la complicidad del Poder Judicial y los grandes medios persiguen a cualquier opositor que quiera devolverle la dignidad a la gente.
Mientras lo detenían a Lula, miles de personas se manifestaban en las calles de las principales ciudades, generando cientos de detenidos en un país militarizado al borde de otra dictadura militar. De hecho el Ejército había dicho a través de sus voceros que Lula no podía quedar libre. De esta forma se consolida el fin de la democracia en ese país en un proceso que ya había comenzado en 2016. Mientras en las capitales del continente hay manifestaciones frente a las Embajadas de Brasil, los gobiernos conservadores de la región hacen la vista gorda ante la burda maniobra de adjudicarle (sin ninguna prueba) al ex primer mandatario la propiedad de un triplex.
La injusta causa inventada y la prisión con claros fines políticos permite consolidar a la principal figura que ha dado la política del vecino país en los últimos cincuenta años. Lejos de apagar el fuego Lula, como bien dijo en su mensaje a sus seguidores “ya no es un hombre, es una idea. Todos son Lula”.