Mientras Macri estaba nuevamente de vacaciones, la Ciudad de Buenos Aires sufrió un grave temporal con ocho muertos y millones de daños materiales.

FOTO: TÉLAM

BUENOS AIRES (TV Mundus) Por Daniel do Campo Spada.- La Ciudad de Buenos Aires colapsó cuando en la jornada del 2 de abril un temporal arrojó 155 milímetros de agua en pocas horas. La falta de obras hidráulicas y la carencia de mantenimiento necesario (recolección de residuos, barrido de calles en otoño y limpieza periódica de sumideros) junto a una construcción desmedida provocaron un caos en la capital argentina. Al momento de la tragedia que involucró a ocho víctimas fatales (el SAME solo reconoce seis) el Jefe de Gobierno Mauricio Macri se encontraba en Brasil y el Jefe de Gabinete Horacio Rodríguez Larreta en París. María Eugenia Vidal dio una conferencia de prensa en la que no permitió el ingreso de colegas de los canales CN23 y C5N.
Desde hace seis años la ¿Reina del Plata? empezó a autorizar emprendimientos inmobiliarios desmedidos que no solamente han puesto en crisis la provisión de servicios sino que han quitado la posibilidad de absorción del suelo ante la carencia de espacios con tierra. Desde la desaparición de los pulmones de manzana y los espacios verdes (reemplazados en su mayoría por cemento o asfalto) cada tormenta que cae en Buenos Aires provoca graves consecuencias. Cuando las precipitaciones superan los 100 milímetros ello adquiere dimensiones importantes. Ante lo innegable del cambio climático es imperioso que se establezca un plan hidráulico que la capital no tiene y que se instrumenten obras urgentes en los arroyos Maldonado y Vega, principales afluentes de la urbe.
El negocio va por delante de la calidad de vida y ello generó que cientos de autos flotaran por las calles golpeándose unos a otros como si se tratasen de juguetes en la bañadera de un niño. En varios casos, quedaron atrapados en estacionamientos subterráneos de los que iban emergiendo como corchos que buscaban la superficie.

Los daños en hogares con electrodomésticos son cuantiosos y por el momento no cuantificables, como fue en el caso del barrio Mitre en el que los militantes de agrupación peronista La Cámpora establecieron tareas de emergencia para ayudar a los vecinos ante la ausencia de personal municipal y de la Policía Metropolitana, que por indicaciones de marketing no quiere ser fotografiada en inundaciones como ya ocurrió el año pasado. Diego Santilli, uno de los principales dirigente del partido de ultraderecha PRO en el gobierno porteño y Ministro de Espacio Público, dijo desconocer donde estaban Macri y Rodríguez Larreta en el peor momento, aduciendo que como son sus jefes “no les preguntaba adonde iban”.
María Eugenia Vidal, en la improvisada pre-conferencia (en la que Macri solo le echó la culpa al gobierno nacional por no hacer obras en un distrito que le corresponde a él) estaba más preocupada por la forma de vestirse que por lo que iba a decir. Por ello tardó hasta que le trajeron una campera amarilla como la que usan las brigadas de emergencia del Gobierno de la Ciudad. Sus respuestas ante cada cuestionamiento de los medios amigos a los que les permitió el ingreso fueron del tipo “estamos evaluando”, “nuestros equipos están trabajando”, “estamos analizando la contingencia” y otros términos vacíos pero sin información. A las pocas horas, Macri le pidió a los vecinos paciencia y les prometió préstamos al 13 % anual pagaderos en tres años para aquellos que quieran reconstruir sus casas o vehículos.

do Campo Spada, 2013 (C)
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ABRIL 2013-04-04
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