EDITORIAL – Economía | Algunos conceptos básicos sobre la Franja y la Ruta de la Seda.
Por Daniel do Campo Spada.-
(TV Mundus)
La República Popular China sigue avanzando en su objetivo y destino de convertirse en la principal superpotencia del mundo. Estados Unidos está muy preocupado porque en cifras económicas los chinos los han igualado y en forma clara darán el gran salto adelante en forma muy distinta a la modalidad yanqui de golpes de Estado, invasiones y bombardeos. Los chinos han instrumentado un magistral plan de hacer crecer al mundo en base a un redivivo proyecto ancestral que nuevamente se llama la Ruta de la Seda a lo que hay que agregar la Franja de la Seda al que ya adhirieron 141 naciones del mundo mas allá de la ideología que profesen sus gobiernos.
Durante cuatro siglos (206 a.C. a 220 d.C.) el Imperio chino había establecido un recorrido que llevaba su preciada seda desde Asia hasta Europa. Eso permitió establecer una ruta protegida en la que participaban todos los pueblos que estaban en el camino ya que el permanente tránsito de mercaderes les permitía acceder a bienes que les generaron una importante prosperidad. Hoy, el Partido Comunista de China (PCC) da el gran salto adelante al incorporar a su desbordante economía a un conjunto grande de naciones (37 de Asia, 30 de Europa y 14 de América Latina) que se beneficiarán en una red comercial que por supuesto no es solo de seda sino de áreas en las que los chinos son líderes y a los que se les proveerá elementos complementarios de los que carecen pero que necesitan en forma imperioda como energía y alimentos.
Esta nueva red abarca al 70 % de la población mundial y el 55 % del PBI del planeta tierra. Los países participantes son aportantes del 75 % de las reservas mundiales de energía y el 60 % de los alimentos disponibles. Es sin duda incluir a gran parte del globo en un movimiento que parece no detenerse y al que se quieren incluir (como ya lo hizo Argentina) incluso países muy alineados con Estados Unidos, como son los casos de Chile, Colombia, Uruguay, Paraguay y Brasil.
La relación comercial de los chinos es distinta a la que nos acostumbraron (lamentablemente) los estadounidenses. En este caso no solo hay que importar los excedentes de la superpotencia sino que además permite exportar a la economía más pequeña acompañada incluso con fuertes inversiones en su territorio. China tiene además un problema de superpoblación (1.500 millones de habitantes, el 25 % de la población mundial), por lo que la diversificación geográfica de su economía termina siendo una necesidad imperiosa. Dicho de otra forma, es una invitación al desarrollo bilateral en el que el alto desarrollo tecnológico (primera en muchas áreas especialmente en la informática y las telecomunicaciones) de los chinos y su volumen económico les permite ese inéditoo canal de ida y vuelta.
La Franja es la red con continudad geográfica por tierra apelando a autopistas, rutas y ferrocarriles, espacios en los que China viene invirtiendo desde hace dos décadas cuando registraba crecimientos de su PBI al 10 % anual, ritmo que fue conocido con “crecimiento a tasas chinas”. Aquí incluye a Pakistán (eterno rival de su competidora India, el otro gran mercado emergente), Afganistán (donde logró desplazar a los Estados Unidos que ocupaba el territorio desde la invasión en el 2003), Rusia, Turquía, Kazajistán, Turkmenistán, Uzbekistán, Kirguistán, Tayikistán y Europa (desde los Balcanes hasta París).
La Ruta, que es en la que está incluida la Argentina abarca a América Latina empezando por Medio Oriente por un lado y África por el otro, con la construcción avanzada de puertos de gran porte en los Océanos Índico y Pacífico. Nuestro país se convierte en una ventana al Océano Atlántico para hacer puente hacia el continente africano. La necesaria inversión en infraestructura la sostendrá el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura que dispone de un volumen superior incluso al Fondo Monetario Internacional (FMI).
Mientras que Estados Unidos hizo su desarrollo desde una posición egoista y centralizada, China recupera una forma de ser potencia que es distinta a la verticalidad habitual de los estadounidenses. Los países europeos dependientes de la Casa Blanca analizan qué diferentes son la Franja y la Ruta de la Seda al Plan Marshall donde convirtió a los yanquis en la superpotencia que es hoy pero condenando al viejo continente a una dependencia extrema de los caprichos y recursos de Washington.
Seguramente China potenciará su presencia a nivel mundial, pero como estilo es diferente a los imperios que han surcado nuestra historia. Sin duda alguna hay otra forma de liderar, algo que se percibió nada tímidamente en el comienzo de la pandemia de coronavirus en 2020. Mientras que Estados Unidos inacutaba (cual pirata) cualquier barco que llevara las escasas y codiciadas geringas descartables y había decidido que hasta que toda su población no estuviera vacunada no salía de su territorio ninguna dosis, los asiáticos por el contrario llevaron sus vacunas a todo el que la pidiera e incluso es el mayor donante para países que no han podido adquirirlas. Evidentemente es otra forma de ser superpotencia.
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do Campo Spada, 2022 © – ddocampo@tvmundus.com.ar
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