EDITORIAL – Trabajadores | El macrismo termina con las paritarias nacionales y provocará las peores asimetrías en la educación pública.

La Carpa Blanca de la década del 90 buscó nacionalizar el reclamo docente.

El Gobierno de Mauricio Macri sigue avanzando en su plan de terminar con la educación pública en Argentina. Implementado por el Ministro de Educación de la Nación, Esteban Bullrich, el mismo que dejó a cerca de 30.000 familias sin acceso a la educación en la Ciudad de Buenos Aires mientras ocupaba ese mismo cargo, se terminaron las negociaciones salariales nacionales y cada gremio provincial quedó librado a su suerte. Mas allá de los acuerdos a la baja que un mes atrás varios gobernadores (convocados por la bonaerense María Vidal) acordaron un vergonzante 18 % también hay provincias que demuestran que todo es una decisión política antes que económica, como es el caso de San Luis que cerró en una 40 %.
En el año 2006 la Argentina había recuperado la paritaria docente en el orden nacional, pero desde 2017 el Gobierno Nacional ha retrocedido hacia una situación precedente que pone en cuestión el problema federal donde aumenta la desigualdad en los salarios. Al no ser posible que provincias asimétricas paguen los mismos sueldos se barre con el derecho laboral de que a igual trabajo igual ingreso. La atomización de la presión sindical es parte de una política integral en la que un federalismo mal entendido nos llevará irremediablemente a los probleas estructurales que se pusieron de manifiesto en la década de 1990.
Los diez años que las paritarias fueron nacionales se garantizaron pisos mínimos para los ingresos docentes. Luego, cada provincia buscaba acercarse a esa cifra y en algunos casos el Estado Nacional compensaba con partidas especiales lo que estuviera faltando en una negociación en la que el Ministerio de Educación acordaba con los cinco gremios nacionales (CTERA, SADOP, UDA, AMET y CEA) condiciones salariales acordes a una recuperación sostenida del poder adquisitivo.
En el corriente año se suspendieron las negociaciones nacionales y allí comenzaron las diferencias entre docentes. Mientras San Luis otorgó un incremento del 40 % en la Provincia de Buenos Aires (la más rica del pais) apenas llegan a un 18 %, en tanto que Mendoza no superará el 12 %.
El plan es mucho más perverso que una negociación paritaria. El tema es librar a su suerte a la educación pública para que día a día pierda en su combate contra el sistema de gestión privada que desde la década menemista ha ido ganando participación en la elección de las familias argentinas. La desigualdad de acceso es el plan de Macri y la diferencia en la educación condenará a las futuras generaciones a vivir con brechas insalvables en lo que el PRO proyecta como un país para pocos.

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