MUNDO – Opiniòn | DOCE MUERTOS. ¿Por qué valen más los muertos franceses que las víctimas de la OTAN?
Por Purificación González de la Blanca
(Ojos para la Paz)
Como un mazazo hemos recibido la noticia de los brutales asesinatos del semanario satírico Charlie Hebdo, en pleno corazón de París. Doce personas, ni más ni menos.
Debo reconocer que en más de una ocasión en que llegaron ejemplares de Charlie Hebdo a mi correo no les di difusión, por respeto a los compañeros creyentes (musulmanes y cristianos) que participan en la red en la que colaboro. Desde mi punto de vista personal una cosa es la libertad de expresión y otra la provocación hacia personas que tienen unas creencias que también deben ser respetadas.
Pero nada puede justificar esta atroz matanza, ante la que ya será difícil investigar, ni hacer justicia.
Ojalá no se demuestre que individuos tan diestros para el crimen fueron entrenados, dotados y financiados por los países occidentales, como los fueron los miles de mercenarios introducidos en Siria y los que conforman ese “Emirato Islámico de Iraq y Levante”, llamado también ISIS o Daesh, que fue creado por la CIA, el Mossad y el MI6, y cuenta con la financiación de Arabia Saudí y Qatar. Colaboración de Estados Unidos que fue reconocida por la misma Hillary Clinton en declaraciones al medio digital The Atlantic (http://www.alertadigital.com/2014/09/07/hillary-clinton-admite-que-el-estado-islamico-isis-es-nuestra-creacion/). Y esperemos, por otra parte, que no se trate de un crimen de falsa bandera, como el que se atribuyó a Mohamed Merah, argelino que trabajaba para los servicios secretos franceses. Todo parece indicar que también era así en este caso y que al menos uno de los hermanos había sido asiduo del despacho de Sarkozy.
Doce muertos fueron también los que provocó la OTAN en el caso conocido como “la tragedia de Sorman “(Libia). En realidad los muertos de la OTAN se cuentan por miles, pero me voy a referir a este caso porque se trataba de la familia de mi amigo Khalet Elhamedi. El 20 de junio de 2011 celebraban el tercer cumpleaños del pequeño de la casa, Al-Khweldy, cuando los aviones de la OTAN lanzaron ocho misiles, de 900 kilos cada uno, contra la vivienda, que quedó arrasada. Los trozos de los cuerpos de los niños y de sus amigos y familiares, incluida la madre, Safa, que estaba embarazada, tuvieron que ser recogidos dispersos por una enorme extensión de terreno y en medio de un reguero de pájaros muertos. Fue terrible porque la cabeza del pequeño no aparecía, y era necesario encontrarla para poder darle sepultura por el rito musulmán. Tardaron en dar con ella. Pero a la OTAN nadie la sentará en el banquillo de los acusados ni nadie la juzgará. A estos doce muertos no se les hará justicia.
A las pocas semanas la OTAN eligió como objetivo el Hospital de Sirte, también en Libia. Aquí los muertos fueron 200 ¿Se informó de estos bombardeos en algún periódico, en alguna cadena de radio o televisión? No.
Pareciera que los muertos son de distintas categorías.
Ya sabemos que hay errores de bulto, como el “olvido” de un D.N.I. (el 11-S fue un pasaporte) y el exterminio físico de los hermanos. Ya nadie podrá hablar. También Mohamed Merah fue abatido a tiros.
Todo esto merece una profunda reflexión sobre la actitud de Occidente para con los países musulmanes y sobre la política exterior que practica Europa, muy alejada de la igualdad, de la legalidad y de la fraternidad a las que Francia volvió la espalda hace tiempo. No descartemos, por tanto, los intereses existentes en promover lo que los ideólogos sionistas norteamericanos llaman un “choque de civilizaciones”. A cuenta de este acto, complotismo e islamofobia van a prosperar y van a permitir la toma como rehenes de millones de personas, no solo de confesión musulmana, en Francia y en Europa. Todo esto viene muy bien a quienes temen un vuelco político radical ante la frustración de los ciudadanos europeos.
Reflexionemos también sobre el papel que está desempeñando la OTAN en el terrorismo internacional. Y entonemos un “mea culpa”.
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