EDITORIAL – Régimen | Mauricio Macri, el Presidente emocionalmente mas inestable y menos intelectual desde el retorno a la democracia.

Redaccion octubre 08, 2017 0 Comment

Macri quiere terminar con los derechos laborales.

Por Daniel do Campo Spada

Ya no es una novedad para nadie que al Presidente Mauricio Macri le faltan luces. No solo terminó el secundario con una secretaria que le hacía las tareas y terminó Ingeniería en la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) donde curiosamente nadie lo vio cursar (aunque sí el grupo SOCMA construyó la sede de Puerto Madero de los ultracatólicos) sino que además no lñogra articular frases que superen las veinte palabras. Desde la Oficina del Discurso de la Casa Rosada que desde las sombras conduce Jaime Durán Barba lo mantienen al margen. No dio un solo reportaje en dos años.
En todas las biografías aparece como el más torpe y caprichoso de los hijos de Franco Macri. Por eso el desprecio de su padre que lo acostó desde su juventud cientos de veces en los divanes de cuanto psicólogo encontró por el camino. Para poder tener éxito en una terapia hay que disponer de un mínimo dominio del lenguaje, algo que muy visiblemente Mauricio Macri no tiene. Por eso optó por cierto chamanismo falsamente orientalista existencial que lo lleva a hablar solo palabras positivas. No tiene tolerancia a la frustración, propio de alguien acomplejado.
Muchos sostienen que la ausencia de su madre (Alicia Blanco Villegas) y el abandono de su padre playboy lo dejaron en mano de institutrices. Ello le impide sentir afecto por nadie. De allí la enfermiza relación con su hija Antonia, que a pesar de tener casi cinco años duerme en la misma cama que él y su esposa Juliana Awada. Semejante instancia da lugar a más de un diagnóstico de falencia en el individuo.
No dispone de una formación cultural mínimamente aceptable. No solo es muy limitado sino que desconoce aspectos básicos de historia argentina y economía. Nunca salió de su microclima de amigos por interés y empleados serviles. Por eso se maneja por caprichos y cuando se filtra (porque se lo ocultan) algo que no está de acuerdo con él monta en cólera. En uno de sus últimos berrinches dijo que “a 500 tipos habría que meterlos en un cohete y mandarlos a la luna” (publicado por el diario oficialista Clarín https://www.clarin.com/politica/lista-562-hombres-apunta-macri_0_ByHj9Cf3Z.html). De hecho, de lo único que sabe hablar es de fútbol. Todos sus ejemplos, hasta para explicar la política surgen desde ahí.
Carlos Saul Menem también tenía poca preparación intelectual, pero ello lo compensaba con años de participación política y mucha calle. Su perfil “atorrante” le dio una piel de la que Mauricio Macri carece. Por ejemplo al jefe del PRO le molesta que la gente lo toque mientras que el riojano los abrazaba y besaba a todos. Incluso el hombre del interior soportaba la disidencia mientras que el niño rico devenido en presidente no soporta algo que nunca admitió. Fue presidente de una empresa a los 22 años. Claro, una “empresa de papá”.
Desde que asumió nunca dio un solo reportaje a un periodista independiente. Apenas algunos encuentros pautados con voceros a sueldo que trabajan para él. Apenas se les escapó el reportaje de Buzz Feed y tras el enojo ordenó que eso no vuelva a ocurrir. Se les escapó porque pensaron que como todo medio estadounidense estaría a favor suyo y jamás creyeron que le harían preguntas no solo difíciles de contestar políticamente sino también intelectualmente, algo de lo que no goza el primer mandatario argentino, quien a todas luces es el de más baja calidad desde 1983.
Muchos individuos transmutan sus resentimientos y carencias dañando al entorno. Es una forma de bajar a los que no puede igualar. Los hace sentirse menos inferiores. Por eso quizás haya tomado todas las medidas posibles en contra del pueblo, dando rienda suelta a un espíritu vengativo sin parangón, utilizando al establishment como casi nunca (exceptuando en la dictadura) se había usado en contra de los argentinos.