OPINIÓN – Régimen | Filantropía empresaria
(Profesor Titular. Facultad de Ciencias Sociales-UBA)
La nueva ministra de Desarrollo Social, designada por Mauricio Macri, es Carolina Stanley. Abogada, de 40 años, ministra del área en la ciudad de Buenos Aires desde el 10 de diciembre de 2011, hija de Guillermo Stanley, ex director del Banco Macro y ejecutivo del Citibank. Su esposo y padre de sus dos hijos, Federico Salvai, fue su Jefe de Gabinete del ministerio de la ciudad y actualmente es el ministro de Gobierno de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires. Stanley inició su militancia en el Partido PRO en 2003. Entre 2004 y 2007 fue Directora Ejecutiva del think tank del Grupo Sophia, junto con Horacio Rodríguez Larreta, hoy Jefe de Gobierno de la CABA. En abril de 2012, siendo ministra, durante las inundaciones en la ciudad -donde fallecieron cinco personas y hubo cientos de evacuados, permaneció de vacaciones en Uruguay.
Carolina designó como secretario de Coordinación del Ministerio, virtual viceministro del área, a Gabriel Castelli, licenciado en Administración de Empresas, ex director de la empresa cementera Loma Negra, del HSBC Bank Argentina S.A., de la cadena Farmacity (del Grupo Pegasus), director nacional de Cáritas Argentina, presidente de la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Argentina, miembro de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), miembro del Consejo de Administración de la Universidad Católica Argentina (UCA). Como se ve, por su trayectoria: un hombre de las empresas y de la Iglesia católica.
El 8 de marzo de 2010, Castelli, siendo director de Cáritas, se reunió conjuntamente con el presidente de esa entidad caritativa (Monseñor Fernando María Bargalló) con la embajadora de los EE.UU., Vilma Martínez, “para dialogar sobre los trabajos comunitarios que lleva a cabo la organización”.
Como presidente de la Comisión de Justicia y Paz adhirió y convocó a asistir a la “Marcha del Silencio” del 18F (febrero de 2015), liderada por los fiscales federales a raíz de la muerte del fiscal Alberto Nisman.
A comienzos de marzo de este año, Castelli se reunió con el diputado nacional y fundador del Frente Renovador Sergio Massa y los intendentes Gabriel Katopodis y Joaquín de la Torre de San Martín y San Miguel respectivamente, habiendo asistido también Monseñor Jorge Lozano, presidente de la Comisión Episcopal de la Pastoral Social (CEPAS); Monseñor Jorge Casaretto, ex obispo emérito de San Isidro e integrante de la CEPAS y el Presbítero Adalberto Odstrcil, secretario de la CEPAS.
Según informes de investigadores periodísticos, “ La Comisión de Justicia y Paz, que se preocupa por la pobreza, es financiada por los bancos Francés, Santander Río, Galicia y Standard Bank, por la aseguradora suiza Zurich Insurance Group, por las obras sociales OSDE (de empresarios) y ASIMRA (de personal jerárquico de la industria metalmecánica), por el sindicato de trabajadores de juegos de azar (Aleara) y por la Fundación Konrad Adenauer de la democracia cristiana alemana. Castelli integró antes la Fundación Andares , creada por el diputado nacional y ex broker de JP Morgan, Alfonso Prat-Gay, y financiada por la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Fundación Ford ”.
Otras fuentes periodísticas dan cuenta de que “Gabriel Castelli fue el vicepresidente de la Fundación Andares , que hoy ya no existe y que funcionaba en el segundo piso de la calle Viamonte 634. Otros integrantes eran Pedro Lacoste, Sebastián Reynal (Deutsche Bank), Luis Cedrola (Arcor, Bunge, Molinos Río de la Plata , Siderar, consejero en la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa), Pablo Caride (Citibank). El objetivo de la Fundación era contribuir a la erradicación de la pobreza y la exclusión social”. Verdaderamente, emociona -hasta las lágrimas- el objetivo formulado por estos “hombres de negocios” para defender a los más débiles de la sociedad.
Prat-Gay, hoy ministro de Hacienda y Finanzas de la Nación , figuró en la lista de evasores denunciados por la AFIP por una cuenta no declarada en Suiza. Quien fuera diputado nacional por la Coalición Cívica de la extraviada Elisa “Lilita” Carrió, administró la venta de Loma Negra y la multimillonaria fortuna de Amalita Fortabat, la “dama de cemento”, que años antes había sido vergonzosamente designada como “embajadora itinerante” por aquel otro “prócer” del neoliberalismo que fue Carlos Menem.
El sólido entramado de empresas, directores y CEOs varios, con multiplicidad de ONGs laicas y religiosas (muchas de las cuales registran orígenes, prácticas y financiamientos dudosos) revolotea cual buitres sobre el campo y las áreas de desarrollo social.
¿Con el nuevo gobierno del PRO-Cambiemos, estaremos en los albores del retroceso hacia la década de los 90, en la perspectiva de “filantropizar” las políticas sociales? Caridad cristiana y filantropía empresaria ¿vendrán a reemplazar la concepción de derechos?
Apelar a la caridad cristiana o a la filantropía de los ricos termina evidenciando la propia situación privilegiada de los que más tienen, la mayoría de los cuales cimentan y construyen su poder económico por medio de metodologías y comportamientos comerciales y financieros, alejados del más elemental sentido del derecho de todos al bienestar.
Las acciones filantrópicas, caritativas, benéficas, tienden a mantener y naturalizar los privilegios y las desigualdades. Las organizaciones que se dedican a estas actividades siempre son portadoras de determinadas concepciones ideológicas, políticas, religiosas. Se trata, entonces, de poder identificar con precisión dichas concepciones, evitando las mistificaciones. De ahí que la relación entre la acción social y la política sea inevitable.
Mientras tanto, recordamos que la historia demuestra que los filántropos siempre necesitaron más a los pobres, que los pobres a los filántropos. Cabría, también, evocar en el presente aquellos versos de la tradición española, que agudamente señalaban: “El señor don Juan de Robres, con caridad sin igual, hizo hacer este hospital y primero hizo los pobres”.
Por todo ello es que miramos, con enorme preocupación, a la ministra Stanley, a su viceministro Castelli y, sobre todo, a la maliciosa y contundente “racionalidad” del proyecto de Prat-Gay y “Cambiemos”. Por estos caminos, no sólo no van a concretar la falsa promesa de “la pobreza cero”, sino que agudizarán la fragmentación social y la marcada polarización entre ricos y pobres.
Buenos Aires, enero 4 de 2016.
Comentarios recientes