EDITORIAL – Justicialismo | El Frente para la Victoria se quedó sin candidatos kirchneristas.

Redaccion mayo 17, 2015 0 Comment

Por Daniel do Campo Spada.

Atendiendo al pedido de humildad para los candidatos hechos por la Presidenta Cristina Fernández en un discurso en los días previos al Congreso del FPV, el Gobernador de la Provincia de Entre Ríos Sergio Urribarri, el Ministro de Defensa de la Nación Agustín Rossi y el ex Ministro de Relaciones Exteriores Jorge Taiana resignaron su postulación para las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) del Frente para la Victoria (FPV). En carrera solo quedan el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires Daniel Scioli y el Ministro del Interior y Transporte Florencio Randazzo. Mas allá de algún “guiño” de último momento de la primera mandataria y hoy por hoy jefa del Justicialismo ninguno de los dos representa fielmente al modelo. Ambos se muestran como gestores, pero aunque lo hagan a último momento por necesidad estuvieron ausentes de los grandes debates de la década ganada.

El gran ganador ha sido el oligopolio Clarín, que puso en carrera a los cuatro candidatos con posibilidades de acceder a la Presidencia a partir del 10 de diciembre de 2015. Aunque algunos le gustan más que otros, los cuatro representan la despolitización y el pragmatismo. Daniel Scioli y Florencio Randazzo (Frente por la Victoria), Mauricio Macri (PRO) y Sergio Massa (Frente Renovador) son caras amigables para las corporaciones. Afuera quedaron quienes a lo largo de la década hablaron, promovieron y defendieron la militancia política, la Ley de Medios, la reindustrialización, la lucha contra los buitres, la política exterior latinoamericanista y los Derechos Humanos.
El primero que aceptó el pedido de Cristina Fernández fue Sergio Urribarri. En su carta abierta en la que explicaba la declinación de su pre-candidatura, el Gobernador de la Provincia de Entre Ríos dijo que “ A la Presidenta sólo debo decirle ¡gracias!. Gracias por el apoyo, por las decisiones inteligentes, por tanta ayuda, por haberme honrado invitándome a acompañarla tantas veces. Tengo la seguridad que hay una mayoritaria decisión silenciosa de resguardar lo conseguido”. Por supuesto que en la última frase estála incógnita sobre la continuidad del modelo.
Al día siguiente el que siguió el camino fue el Ministro de Defensa Agustín Rossi, un gladiador del Congreso, que al frente de la bancada peronista en la Cámara de Diputados fue un artífice de las leyes que Néstor Kirchner primero y Cristina Fernández después necesitaron para moldear un presente en el que la inclusión ocupa un eje central en las políticas nacionales. A pesar de su fracaso en las elecciones santafesinas el Poder Ejecutivo le reconoció los servicios prestados dándole una cartera por la que pasó también Nilda Garré, símbolo de los primeros momentos del kirchnerismo. Los descubrimientos de los archivos escondidos en edificios militares le abrió la puerta de los Derechos Humanos, pero ello aparentemente no fue suficiente.
Cuando el que se bajó de la carrera presidencial fue el ex Ministro de Relaciones Exteriores Jorge Taiana, no solo habia un candidato menos del kirchnerismo sino que además se retiraba de la escena el poderoso y territorial Movimiento Evita, ya que en la pelea por la Provincia de Buenos Aires también resignaba su postulación el “Chino” Navarro. Mas allá de la demonización que se ha hecho de La Cámpora, este movimiento es mucho más aguerrido y extendido que la agrupación que conducen Máximo Kirchner y el “Cuervo” Larroque. Emilio Pérsico, creador del ME tiene una larga experiencia desde la década del 70.
Los tres candidatos y sus agrupaciones han prometido (y seguramente lo harán) luchar para triunfar en Octubre próximo ante la amenaza de un retorno a la noche neoliberal que podría representar un triunfo de los candidatos de la ultraderecha (Macri o Massa). Y seguramente los militantes orgánicos tragarán el sapo del peligro de despolitización que implica una presidencia de Daniel Scioli o Florencio Randazzo. Aunque ellos despiertan la incertidumbre de la continuidad, el tema pasará por cuanto se retrocederá en los próximos años. ¿Habrá tiempo y resto suficiente en el 2019 para volver a los mejores años? Cuando los “barones” del conurbano se vayan pasando de a uno al “sciolismo”, ¿cuanto podrán resistir orgánicamente las bases que defienden estos doce año de crecimiento económico, social y cultural? ¿Cuál será la marca del retroceso?
Esto no es la primera vez que pasa. Raúl Alfonsín, Carlos Menem y el propio Eduardo Duhalde se fueron del primer lugar imaginando que podían volver cuando lo desearan, pero la realidad política demostró que no fue así. Cristina Fernández es la más brillante política que ha dado esta última etapa de la democracia junto a Néstor Kirchner, pero un viejo adagio político indica que los espacios que se ganan no se prestan ni se regalan porque no se recuperan.
Un Daniel Scioli que se siente cómodo con la Embajada de Estados Unidos, que ha charlado largamente con el colombiano Álvaro Uribe, que su mayor exponente de gestión ha sido inundar de uniformados la principal provincia argentina, que concurre al programa de Marcelo Tinelli o a la fiesta de gala de la Fundación Conciencia (ligada a grupos oligárquicos), ¿se pondrá de pie para discutir con los fondos buitres, con la intromisión del régimen norteamericano en los asuntos de nuestra Patria Grande o contra Clarín (a quien visita regularmente)? Nadie puede olvidarse del partido de fútbol con Macri el día que el país estaba en vilo por una operación de la Presidenta, así como las visitas frecuentes al parador costero del oligopolio en comunicación o las paradas en Expocampo.
En el caso de Florencio Randazzo, pocos son los que le conocen que se haya involucrado en los debates por la Ley de Medios, el intento golpista de los terratenientes o la política exterior latinoamericana. Por el contrario, mas allá de los problemas políticos y legales propios de una relación de un Estado empresario con sus empleados ferroviarios, sus expresiones estuvieron más cerca de las de un gerente que de un político. Los trenes han mejorado muchísimo desde que se incorporaron a la administración estatal. La decisión política de la Presidenta Fernández ha sido contundente. Lo mismo ocurre con los documentos y pasaportes, pero nada aparece en el horizonte de largo plazo que salga de los temas de gestión. Por el contrario, cuando el Vicepresidente Amado Boudou fue atacado por las corporaciones por haberles sacado la posibilidad de estafarnos con las AFJP privadas, él hizo su jueguito. En un acto público le desairó el saludo para deleite de los derechistas.
¿Hay indicios del cambio de época? Muchos. En la Casa Rosada saben que todo termina el 10 de diciembre por lo que desde hace meses algunas instancias estatales van cambiando su orientación. La Agencia de Noticias Télam suspendió su política de fomento a los pequeños medios (entre ellos TV Mundus) y perdió la posibilidad de ser replicada por miles de sitios web y periódicos zonales. También el Ministro de Economía Axel Kicillof sorprendentemente pidió prudencia a los empresarios y trabajadores en las negociaciones paritarias cuando es sabido que el retraso del poder adquisitivo es grave en la mayor parte de los trabajadores.
Ya podemos empezar a escribir los libros con un tema cerrado. Todo hace pensar que la mejor década argentina termina el 10 de diciembre de 2015. En definitiva, quienes hablaban de fin de ciclo parecen haberlo logrado (o están cerca de hacerlo) y deben estar descorchando sus botellas de champán, como lo hicieron cuando murió el ex Presidente Kirchner. Lo que viene es incertidumbre pura. En cierto punto es preferible las dudas que despierta el sciolismo a la certeza de la destrucción nacional y entrega que garantizan Mauricio Macri o Sergio Massa.