EDITORIAL – Argentina | Con la quita de subsidios y los aumentos, todo entra en un tobogán.

Por Daniel do Campo Spada

Que los políticos de la oposición terminen apoyando una medida del Gobierno indica que algo está mal. Los dirigentes de UNEN, PRO y UCR celebraron que la Presidenta Cristina Fernández junto al Ministro de Economía Axel Kicillof y el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires Daniel Scioli anunciara el quite de los subsidios a los consumos domiciliarios de agua y gas. La promesa es que los mismos lo seguirán recibiendo los empresarios pequeños y oligopólicos y los comercios. Ingenuamente la primera mandataria les pidió “que se porten bien”. ¿Cuanto tardará en llegar estos nuevos consumos a presionar la reapertura de las complicadas paritarias que comenzaron hace tres meses?

Fernández dijo que desde hace rato revisan la política de subsidios porque la misma llega a los $ 10.000 millones anuales y entendieron que algo debían hacer. Mientras se les mantiene el siempre pro-terratenientes esquema de retenciones a las exportaciones agropecuarias, se liberan las tarifas en transporte, alimentos y ahora también en los servicios. La transferencia de ganancias que se ha realizado con precios cuidados (que previamente aumentaron sustancialmente y que además nadie respeta en las góndolas) y la devaluación del dólar oficial en un 20 % pauperizó en poco tiempo el poder adquisitivo de la mayoría de los trabajadores que son asalariados. El empresariado perverso, anti-popular desde su genética, al que ahora la Presidenta les pide que se porten bien, le quebraron el brazo al gobierno. Solo les faltó una derrota ante los fondos buitres que quieren destrozar al país con un fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos. Ese sería el golpe de gracia para vaporizar diez años de crecimiento e inclusión. Queda para otro momento debatir cómo nos entregaron en los 90 a punto tal que terminamos peleando con particulares en el sistema del régimen jurídico norteamericano.
Volvamos a la quita de subsidios. Si bien va a ser escalonada afecta a particulares domiciliarios y a la estaciones de GNC. Aunque se habla de derroche de energía y el Ministro Kicillof invitó al ahorro del 20 % para no sufrir la quita de subsidios la pregunta es cómo se logra ello en zonas en que el gas cumple muchísimas funciones. De cada cinco días en los que el año pasado uno prendió la estufa ahora uno de ellos deberíamos morirnos de frío. De lo contrario, habrá que empezar a pagar cifras onerosas por acumulación (porque uno no solo prende la estufa, queda claro).
Si para ir a trabajar el ciudadano tiene un auto a gas (porque la nafta hace rato que quedó exclusivamente para las clases altas que no quieren mansillar sus bellos vehículos nuevos), empezará a gastar bastante más. Una persona que vive a treinta kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo (ya que tener una casa en la capital es para sectores altos o medios en decadencia que la compraron en otro momento o bien que la heredaron), gasta con un auto pequeño entre $ 1.200 y $ 1.300 mensuales solo en combustible. ¿Cuánto deberá pagar ahora? Eso, aunque el Jefe de Gabinete Jorge Capitanich y el Ministro de Economía Axel Kicillof lo nieguen, deja descolocadas las paritarias que acaban de cerrarse y que encima pactaron aumentos escalonados.
El gran problema es que esta movida solo aumenta la concentración en sectores beneficiados. Por ejemplo los almacenes no podrán sostener esos aumentos por lo que el favor de los consumidores (desesperados por la pérdida del poder adquisitivo de su salario) irá indefectiblemente hacia las grandes cadenas (que ¡oh! curiosamente son las grandes enemigas del gobierno popular). Los sectores no sirven para describir realidades laborales. En estas semanas estuvo en el candelero el tema de los trabajadores docentes. Los estatales son los que van a la lucha, pero… ¿acaso sabe el gran público que los educadores privados carecen de los derechos más mínimos contenidos en la Ley de Contrato del Trabajo y que su única distancia con el desempleo es la mesa de los representantes legales? ¿Alguien sabe la diferencia salarial existente entre los profesores universitarios del sistema estatal y el privado dejando para otro momento la falta total de un régimen de convenio en los que están en las privadas? ¿Hay dimensión entre la diferencia de contratación en un pequeño taller y en una gran corporación? ¿Alguien dimensiona la condición de vida decadente de los pequeños comerciantes barriales frente a la opulencia, lavado y conspiración permanente de los supermercados?
En un gobierno que se ha caracterizado por ponerle freno a las corporaciones y sus ambiciones, mdidas como la de acceder a la quita de subsidios en servicios es un error estratégico importante y grave, como si en apenas un trimestre los ideólogos de la derecha le hubieran ganado dos pulseadas. Mucho en poco tiempo.

do Campo Spada, 2014 (C)
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MARZO 2014-03-28
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