Organizaciones opositoras bloquearon una jornada laboral.

Por Daniel do Campo Spada.

Sindicalistas derrotados en sus propios espacios de representación, terratenientes varios, políticos de la derecha y la ultraderecha, empresarios y universidades privadas respondieron al llamado de sirenas encabezado por el Grupo Clarín que necesita un incendio del país antes del 7 de diciembre. “Paro Total” decían todos los carteles pegados en la calle, anunciados en los pie de pantalla de los noticieros que ponen los bares y restaurantes (¿TN les paga por estar en sus pantallas?). El objetivo del 20 de noviembre (“20N”) estaba logrado. Le habían hecho el primero al kirchnerismo.
Los sindicalistas que convocaron provienen de la derrota. Hugo Moyano, quien hasta hace poco era un líder indiscutido comenzó un derrotero de distanciamiento y enfrentamiento con el gobierno. Habrá que buscar como origen la charla telefónica que tuvo con Néstor Kirchner la noche previa a su fallecimiento. ¿Qué hablaron entre quien estaba a punto de ser candidateado para las elecciones presidenciales del año siguiente y el conductor de una CGT que había recuperado su espacio en la política y la opinión pública? En el presente año, perdió la conducción de la central obrera a manos de Antonio Caló y no solo no se resignó sino que además no devuelve el edificio de la central. Así ha quedado en una central pequeña, pero propia.
Pablo Michelli, quiso arrebatarle la conducción de la otra central (CTA) a Hugo Yasky en una elecciones grotescamente adulteradas. Como no pudo lograrlo, creó “su pequeña CTA” a la que se aferra junto a otro dirigente sindical que supo ser pero que ya no es como es el caso de Víctor De Gennaro. Su debilidad dentro de su propio sindicato (Asociación de Trabajadores del Estado) es manifiesta.
Luis Barrionuevo, líder de los gastronómicos, tiene su propia CGT a la que llama Azul y Blanca pero que no representa más que a tres o cuatro gremios (entre los que se destacan empleados aeronáuticos). Nadie puede borrar sus frases tales como “en este país tenemos que dejar de robar por un par de años”, “soy un recontraalcahuete de Menem”, o la quema de urnas en Catamarca cuando perdió las elecciones provinciales.
Volvamos sobre el resto de los apoyos. ¿Buzzi, terrateniente líder de la Federación Agraria Argentina, la Sociedad Rural Argentina y Mauricio Macri jefe de la ultraderecha están a favor de los trabajadores? Las empresas (a las que habría que listar para saber de quienes estamos hablando) y las mayoría de las universidades privadas dijeron que era asueto, igual que a los empleados municipales (150 mil personas menos transitando por la ciudad) que tuvieron el día libre, mientras que cuando hacen un paro legítimo se les descuenta la jornada y el presentismo, al tiempo que los policías metropolitanos hacían multas a quienes se desplazaban en sus autos particulares.
A todos esos apoyos se le agregó una difusión mediática que llevó a quedarse en casa a aquellos que tenían intenciones de ir a trabajar. Los cortes no fueron tales, hubo colectivos y subtes.
Un paro es algo legítimo de un trabajador, y hasta son válidas las huelgas políticas, pero cuando una medida de esta categoría es apoyada por la derecha, los terratenientes y los empresarios, estamos ante otra cosa.

do Campo Spada, 2012 (C)
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NOVIEMBRE 2012-11-25
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