EDITORIAL- Régimen | Los trabajadores y el desamparo del macrismo.

CrestaRoja_ElOncePor Daniel do Campo Spada.

Mucho antes de que tuviera aspiraciones superiores a las de ser un niño rico que se queda con la Presidencia de su club favorito en el que no pudo ser jugador porque era bastante torpe, Mauricio Macri dijo en un reportaje televisivo que había que bajar los costos para poder exportar. “Y los salarios son un costo”, dijo suelto de cuerpo. Todavía no había aprendido a mentir con naturalidad como lo hace en la actualidad. A solo dos meses de gobierno, en la Argentina más de 60.000 familias ya no tienen ingresos y en el primer año llegaríamos (a este ritmo) a las 500.000, que traducido en personas son dos millones que no dispondrán más de un ingreso.

Captura En el congreso 2015 del Instituto para el Desarrollo del Empresariado Argentino (IDEA), una especie de Davos local, dijo dos frases. Una de ellas en el escenario que fue ampliamente difundida (aunque el 51 % de los argentinos evidentemente no la vio) en la que expresaba que “el año próximo (por el 2016) voy a venir con todo mi gabinete para que Ustedes (los empresarios) nos digan qué quieren que hagamos”. Mas claro échele agua. Y la segunda, fuera de las cámaras agregó que si él era Presidente se apuraran a limpiar sus planteles en los primeros seis meses. Es decir, antes de que los ciudadanos se den cuenta y empiecen a reaccionar. Esto parece estar ocurriendo incluso en empresas exportadoras a las que ahora no les cobran impuestos.
Al momento de escribir esta nota en los Estados Nacional, provinciales y municipales ya hay cerca de 25.000 despedidos en una estadística casi imposible de tener actualizada porque todos los días, en forma masiva o por cuentagotas, nuevos trabajadores quedan en la calle bajo la etiqueta despreciativa de “ñoquis”, eufemismo del que cobra sin trabajar. La gran mayoría de los que están quedando afuera pertenecen incluso a profesionales de altísima preparación, como los de Fabricaciones Militares (que van a disminuir al mínimo ya que se le comprará material bélico a Estados Unidos y a los judíos de Tel Aviv) o los del Centro Cultural Kirchner (el mayor centro cultural del continente latinoamericano). Se los echa por pensar. Se les revisa el Twitter o el Facebook, como se le escapó a la nueva directora de Radio Nacional, Ana Gerchenson, y si es peronista o por lo menos anti-macrista, a la calle.
Prat Gay, Ministro de Finanzas, no tiene reparos en negociar genuflexamente con los fondos buitre mientras que dice suelto de cuerpo que los empleados estatales que tienen militancia política son “la grasa” del gasto público y que por ello hay que sacarlos. Sacarlos incluso de la forma más violenta. Sin preaviso, sin telegrama, sin la gentileza de una explicación. En la puerta de los trabajos están las listas de los que no entran y listo. El mismo desprecio que cuando dijo que si seguíamos por el camino populista por el que veníamos “en cualquier momento teníamos un Presidente nacido en Santiago del Estero”. Esto, que no tuvo ni siquiera la respuesta de los santiagueños fue el preludio de la advertencia en la que indicaba que los sindicalistas iban a tener que estudiar muy bien si debían pedir aumento o cuidar empleos. Claro, qué problema tiene ese señor si él evadió u$s 80 millones en el manejo turbio de la fortuna de la fallecida Amalia Lacroze de Fortabat. ¿Alguna vez pensó en un trabajador y su sufrida vida, ese individuo que siempre se movió en oficinas y barrios VIP?
Muchos no quisieron ver ni oir, pero no hay sorpresa. Hasta el hartazgo en todos los medios (incluido TV Mundus) difundimos las palabras de tres personeros económicos del régimen. Broda, Espert y Melconián (ahora Presidente del Banco Nación) que muy sueltos dijeron que había que echar a por lo menos 3,5 millones de personas que sobraban. ¿Leyó bien? “Sobraban”. Es decir que ahora sobran los humanos. ¿Imaginan lo que le pasa un padre de familia cuando en la mesa de su casa solo mastica desesperación e impotencia por no poder darle de comer a sus hijos? En otra nota yo le puedo contar, porque fui uno de los cinco millones de desocupados que estos mismos individuos provocaron en los 90 con otro Presidente. Más simpático pero igualmente perverso.
Uno de estos tres, muy afin a chicas (y quizás chicos) pagadas con su abultada billetera decía que las paritarias, en las que el Estado era el mediador entre un trabajador que tiene todo por perder y el patrón (al que le sobran empleados potenciales) eran “un mecanismo fascista”. Encolerizado para su tribuna selecta llena de millonarios decía que “cada uno se tiene que arreglar como puede” como si no existiera una asimetría suficiente entre un empresario y un asalariado.
En un contexto inflacionario que no baja del 52 % en solo sesenta días y con tarifazos en los servicios de luz, gas y transporte, el Gobierno pide “colaboración y prudencia”. Mientras baila, Macri insiste con un pacto social desde una gestión que no ha tenido una sola ley a favor de los trabajadores. El miedo a perder el trabajo, que ahora llegó también al campo privado es el gran domesticador de la situación. María Vidal, Gobernadora de Buenos Aires ofreció a los docentes el 4 % retroactivo a enero, el 6 % para marzo y un 15 % para julio. En la Ciudad de Buenos Aires Horacio Rodríguez Larreta se estiró a un 22 % en cuatro cuotas. ¿Se burlan? Seguro que sí, pero en medio de los globos amarillos danzantes el sindicalista oficialista camionero Hugo Moyano cerró por un 23 %, sin avisar que son los empleados mejor pagos junto a los ferroviarios. A las 48 horas Macri le agradeció autorizando a Melconián a cambiar la normativa de no enviar resúmenes impresos a los clientes bancarios dejando en la calle a cuatro mil empleados postales que (oh casualidad) están en el Sindicato de Choferes de Camiones (SICHOCA). Pablo Moyano reaccionó tímidamente pero el hecho es irreversible. El que se acuesta con vampiros termina mordido.

INCREIBLE. Es un acto de graduación de la Policía Metropolitana que simula una represión a trabajadores.

INCREIBLE. Es un acto de graduación de la Policía Metropolitana que simula una represión a trabajadores.

En el medio empiezan a aparecer los viejos vicios del sindicalismo empresario, en el que negocian con la frialdad de alguien que no tiene apuro. Un judicial como Julio Piumato diciendo que los que echan son ñoquis, un Moyano y un Barrionuevo agregando que hay que darle tiempo a Macri porque recién empieza, etc, etc. ¿Recién empieza? El desprecio del titular del Poder Ejecutivo está en su matriz. Ya en Boca trataba con desprecio a Carlos Bianchi y a Juan Román Riquelme “porque eran empleados del club” y también lo hizo en la CABA. Más de 15 años que vemos a ese señor actuando fuera de sus empresas (que hizo el padre, claro). ¿Hay que seguir esperando?
Ah, nos olvidamos del Ministro de Trabajo, don Triaca, hijo de su padre. ¿Recuerda al dirigente de los obreros del Plástico que tenía sus caballos pura sangre y era socio de los clubes más VIP? Bueno, este es el hijo. Todo dicho.

do Campo Spada, 2016 © – ddocampo@tvmundus.com.ar
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FEBRERO 2016-02-07 | TECUM – NOVO MundusNET Televisión
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