La estrategia de Lugo y la oportunidad del Mercosur.

Por Daniel do Campo Spada.

Fernando Lugo comenzó tarde en la política y parece tener otras reglas de juego que no dejan de sorprender incluso a quienes lo acompañan. Cuando a un par de horas de haber sido destituido en forma totalmente sospechosa, con un juicio político que empezó y terminó en 36 horas, sin posibilidad alguna de defensa y sin tener pruebas que ameriten su destitución, se mostró sereno ante las cámaras renunciando, solo dijo “renuncio aunque esto es un golpe de Estado, pero no renuncio a mi condición de ciudadano”, muchos en América Latina e incluso en su país se sintieron decepcionados. No tuvo la respuesta corajuda de Correa, Evo Morales o Hugo Chávez cuando los que iban a ser golpeados eran ellos. El ex Obispo impone sus reglas y sus tiempos y la idea es ver si podemos atar algunos cabos sueltos.
A la Presidencia llegó en alianza con el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) que le prestó el aparato electoral y le puso de Vicepresidente a Federico Franco, que desde el primer día lo usó para romper la hegemonía del Partido Colorado del fallecido ex dictador Alfredo Stroessner que nunca había salido del poder desde 1954. A poco de asumir, el Obispo de los Pobres, que inmediatamente fue abandonado por la jerarquía católica, empezaron a salir a la luz los hijos “non santos” que tenía por allí y que no solo fue reconociendo uno a uno como propio sino que además apenas si pegó en su imagen en un país que tolera la poligamia masculina desde que la Guerra de la Triple Alianza (Argentina, Brasil y Uruguay contra la nación guaraní) provocara la desaparición de los hombres, masacrados en los campos de combate. El último ejército de López tenía soldados de apenas 12 años.
Después llegó el cáncer y el Vicepresidente alentó sus propias aspiraciones. Lugo superó la enfermedad y entonces los liberales de derecha no pudieron soportar más que el Presidente que ellos pusieron para que sea un títere o que dure poco se estaba acostumbrando a gobernar, atendiendo a los sin tierra, invirtiendo fuertemente en educación, salud y trabajo, uniendo al país al bloque de naciones progresistas, estableciendo alianzas fuera de las que le gustan a Estados Unidos y las oligarquías. El Primer Mandatario era consciente de su debilidad política y empezó a trabajar en su propio partido o alianza de partidos pequeños y movimientos sociales. El Frente Guazú empezó a crecer y según una encuesta que manejaba la Embajada de Washington en Asunción, a casi nueve meses de las elecciones de 2013 ya estaría sumando el 30 % del electorado en un país donde los pobres aún son el 65 %, mientras que el 97 % de los campesinos no accede a la tierra. Tenían que impedir que sume poder y no iban a descartar ninguna herramienta para lograrlo.
Así se puso en marcha la matanza de Caguaty, donde Los Carperos, organización de campesinos sin tierra que ocupan terrenos malhabidos durante la dictadura estronista iban a ser desalojados de las hectáreas que dispone el Senador del Partido Colorado, Blas Riquelme, curiosamente uno de los más encarnizados opositores de Lugo. Algunos testigos indican que el jefe del operativo se negó a cumplir la orden de desalojar a bala limpia donde había un par de centenares de familias y fue su segundo que con su propia pistola lo ejecutó, dando comienzo a una confusión en la que murieron 12 campesinos. Ello fue el montaje sobre el cual culpar a Lugo, aunque paradojalmente en el “juicio” la causal de destitución fue la cláusula democrática del Mercosur.
Lugo, destituido un viernes, volvió a aparecer en escena recién el lunes. Muchos se preguntaban donde estaba, pero pocos entendieron que hizo lo que hacemos todos los cristianos ante circunstancias de estas características: rezar. Cuando retornó, se puso al frente de la resistencia y arma en forma apresurada su organización política para retornar en 2013, pero esta vez con un partido propio que le garantice la gestión.
El Mercosur y la UNASUR se reunieron en forma inmediata y simultánea en la ciudad de Mendoza en la Argentina. En forma expresa suspendieron a Paraguay aunque a pedido del propio Lugo, no aplicaron sanciones económicas porque ello podría ser interpretado mal por la población. El cálculo político que envió el ex Obispo es no darle al Vicepresidente golpista Franco una medida que le permita victimizarse. Por ello tampoco asistió como Jefe de Estado reconocido a pesar de recibir la invitación de sus pares. Incluso dio el visto bueno para que el bloque siga sostiendo la obra de la costanera de Asunción para justamente poner en el aprieto de tener que aceptarlo por parte del gobierno golpista.
Lugo quiere construir poder y por ello no quiere dar lugar a Franco para que pueda victimizarse. Maneja los tiempos de otra manera, con otro estilo, que no es el habitual en los politicos de carrera, aunque sí ha demostrado visión de futuro, tranquilidad y la fe de los creyentes.

do Campo Spada, 2012 (C)
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JUNIO 2012-06-27
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