Wikileaks representa un nuevo periodismo.

Por Daniel do Campo Spada

BUENOS AIRES.- El sitio de noticias Wikileaks no solo ha puesto nervioso al Pentágono de los Estados Unidos sino que con su forma de dar a conocer información secreta abre una nueva etapa en el periodismo de investigación. El artífice de este fenómeno que crece día a día es el programador australiano Julián Assange de 39 años que permanece escondido ante la presión del Gobierno de Estados Unidos de darle captura. El nudo de sus denuncias pasa por documentos que demuestran las masacres perpetradas en la ocupación de Irak.
El 22 de octubre de 2010 fue el día en que por primera vez se dio a luz al mundo una cantidad impresionante de documentos militares secretos (391.832) que denuncian a través de sus propios papeles la irresponsabilidad de los invasores. De allí se desprende que sobre 109.032 muertes registradas, 66.081 pertenecen a civiles transeúntes, 3.771 a soldados aliados, 15.196 a colaboradores iraquíes y 23.984 a la resistencia. El período atendido está comprendido entre enero del 2004 y diciembre de 2009. Ello demuestra que mueren en circuntancias ligadas a la invasión cerca de 31 civiles por día.
Wikileaks solo acepta documentos oficiales (copiados en forma digital) y no notas periodísticas ni rumores. A menos que no impliquen la seguridad de nadie, los mismos son “limpiados” para evitar derivaciones que le puedan costar la vida a informantes o involucrados. Fuera de esos parámetros todo es publicado.
Para todos aquellos que quieran colaborar el sitio dispone de mecanismos de colaboración que encriptan los e-mails y los documentos utilizando tecnología de seguridad militar. Utilizando la red Tor se pierde el origen de la emisión. Recomiendan usar internet como forma de envío, convirtiendo todos los documentos en PDF. Evitando los procesadores de textos que arrastran datos de la propia máquina. En caso de usar el correo postal, dejado como situación extrema piden que solo se haga desde países en los que los sistemas de seguridad no dispongan de avanzados sistemas de detección y reconocimiento de ADN (que queda en los sobres con solo tocarlos). “Si compra Cds o DVDs hágalo en efectivo y fuera de su barrio. No use tarjetas de crédito.”
Aunque la sede legal está en Australia, sus periodistas viven en distintos y seguros lugares del mundo, sabiendo que el Pentágono quiere atrapar a Assange. Esa es la punta de una investigación que llevaría a quienes filtran hacia afuera la información secreta. En realidad las fugas despiertan el temor de todos los servicios secretos, ya que demuestra la imposibilidad de guardar secretos.

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OCTUBRE 2010-11-05
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